MICHEL ONFRAY; EL HEDONISMO ENTRE EL PLACER Y SU CARENCIA
Adolfo Vásquez Rocca PH. D.
Michel Onfray es un autor que se mueve en los márgenes del pensamiento y experimenta particular inclinación por lo que el orden establecido ha dejado de lado. Ha publicado Physiologie de Georges Palante, Pour un nietzschéisme de gauche (2001), Théorie du corps amoureux (2000), Politique du rebelle (1997), Journal hédoniste I y II (1996-1998), y L'art de jouir, pour un matérialisme hédoniste (1991) y Le ventre des philosophes, critique de la raison diététique (1989).
Sus textos "combinan la filosofía con la gastronomía, la religión, el anarquismo y la búsqueda del placer". Un cóctel explosivo difícil de rechazar.
"En los 90' algunos de sus libros comenzaron a circular: La razón del gourmet y El vientre de los filósofos, por ejemplo. Esa ocurrencia de analizar desde la filosofía los hábitos culinarios llamó la atención y su nombre comenzó a circular en librerías, facultades y círculos de discusión filosófica por fuera de las universidades. Después se conoció un muy entretenido libro sobre la vida de los filósofos cínicos y de Diógenes en particular, Cinismos. El ateísmo y el hedonismo son los temas que ocupan su pensamiento desde siempre. El libro Tratado de ateología vendió 200 mil ejemplares sólo en Francia y también provocó reacciones subidas de tono por parte de todo tipo de grupos religiosos.
Inspirado en las corrientes de ideas marxistas y nietzscheanas, propugna la descristianización. Sus propuestas son virulentas. Se podría decir que también se ha encargado de historizar el placer o su carencia. El suyo también es un camino para fustigar al cristianismo y al mismo tiempo rescatar, en El cristianismo hedonista, a santos heréticos y sabios licenciosos cristianos que participaron de banquetes sexuales.
Entre sus lectores están los locos, los histéricos, los perturbados, los nutricionistas, enumera con ironía Michel Onfray, el filósofo francés que reivindica al hedonista como figura clave de su propuesta teórica. No son todos. "Los que leen en la soledad de su existencia y tratan de mejorar su vida" conforman un público que ha encontrado en El deseo de ser un volcán, Diario hedonista, La construcción de uno mismo o La razón del gourmet argumentos sólidos para adherir a una moral distinta.
Según Onfray hay un malentendido con la figura del hedonista. Se cree que el hedonista es aquel que hace el elogio de la propiedad, de la riqueza, del tener, que es un consumidor. Eso es un hedonismo vulgar que propicia la sociedad. Onfray propone un hedonismo filosófico que es en gran medida lo contrario, del ser en vez del tener, que no pasa por el dinero, pero sí por una modificación del comportamiento. Lograr una presencia real en el mundo, y disfrutar jubilosamente de la existencia: oler mejor, gustar, escuchar mejor, no estar enojado con el cuerpo y considerar las pasiones y pulsiones como amigos y no como adversarios.
Onfray se declara a favor de un hedonismo del ser y no del tener. Digamos que todas las cosas que tienen que ver con la posesión (dinero, situación social, riquezas, propiedades, bienes habituales de la sociedad de consumo) no son un fin en sí mismas. Por el contrario, lo que depende del ser (libertad, amistad, amor, afección, dulzura, serenidad, paz consigo mismo, los otros y el mundo) constituye el ideal de sabiduría hacia el que hay que tender. Disfrutar de una cosa no presenta demasiado interés, disfrutar de un momento de sabiduría es uno de los grandes instantes de la vida.
Pero ahora veamos la diferencia entre ese hedonismo y el estoicismo. La oposición entre ambas escuelas suele ser una cuestión de universitarios. Hay que leer las Cartas a Lucilio de Séneca, el estoico. Allí hay cantidad de argumentos epicúreos. En su libro Contra-historia de la filosofía Onfray explica cómo esta oposición entre dos sensibilidades filosóficas fueron instrumentalizadas por Cicerón con fines políticos: era necesario desacreditar a los candidatos epicúreos al Senado, y Cicerón, el estoico, los estigmatizó como voluptuosos e incapaces de ocuparse de la cosa pública. Después, el cristianismo se apoderó de esos argumentos que perduran hasta hoy.
Onfray es un filósofo decididamente orientado hacia la modernidad. ¿Qué lugar reserva en su reflexión al psicoanálisis y a las neurociencias?
Onfray tiene el proyecto de escribir un libro sobre el psicoanálisis que evitará dar poderes absolutos tanto a Freud como a las neurociencias. Rehabilitará el psicoanálisis como un chamanismo posmoderno, precisando que el cuerpo no es una cuestión de inconsciente psíquico, sino de inconsciente neurovegetativo –según ha expresado–.
Onfray está satisfecho de su vida. Se declara absolutamente feliz. De lo contrario – señala– dejaría de escribir lo que escribe, de enseñar lo que enseña y de dar las conferencias que da por el mundo. A menos que fuese un estafador.
Onfray a los 28 años tuvo un infarto, y eso le sugirió su texto El vientre de los filósofos.
Cuando tuvo ese infarto acudió a una nutricionista que le hizo comprender que se podía mantener un discurso castrador respecto de los alimentos. No había que comer con sal, ni grasas, no tomar alcohol, y la idea de su primer libro arribó a partir de esa experiencia, como una invitación a considerar que el placer de la alimentación era preferible al displacer de una mala nutrición. Se pelearon bastante, él estaba en su cama con el infarto y ella le estaba dando clases. Como Onfray conservaba algo de retórica, la nutricionista se fue enojada diciendo que con él no se podía discutir. Y –la verdad es que nunca siguió aquellos consejos nunca siguió sus consejos–
La posición Onfray sobre la Ciencia es bastante particular. Encuentra a la ciencia limitada e incapaz de incorporar todo lo que no es inmediatamente cuantificable. La ciencia no puede incorporar el placer; piensa que es deseable medicar a alguien para que el colesterol baje, sin pensar que eso puede ser terrible para la salud de una persona, porque está obligada a considerarse a sí mismo un enfermo. La ciencia debería poder integrar una dimensión psicológica a la medicina: sabemos que a veces el tratamiento con placebos lleva a curaciones.
Uno de los fenómenos que Onfray señala –con mayor énfasis– es la disociación que existe entre el cuerpo y los sentidos.
¿Cuándo ubica el inicio de este proceso?
Es algo que no puede situarse con mucha precisión, probablemente esta situación en la prehistoria no existía, pero con el proceso de hominización se desarrolla una moral y con ella una cultura de odio del cuerpo. Sólo hubo morales alternativas que celebraron el cuerpo, en tanto las morales oficiales, las morales del poder, consideran que hay que negarlo.
Pero hay sentidos privilegiados, ¿cómo se llega a esta jerarquización?
No es la sociedad la que privilegia: ciertos sentidos se ven privilegiados según una lógica de la supervivencia. Cuando el hombre caminaba en cuatro patas, estaba más en posición de oír y olfatear que de ver, al convertirse en bípedo existe la posibilidad de un mayor desarrollo del cerebro. La jerarquía de los sentidos se modifica y es la vista la que ocupa un primer lugar. Esto va cambiando con los siglos y con el desarrollo de la urbanización masiva. En la vida rural la gente tenía otra relación con la naturaleza; en la sociedad urbana actual se huele y se oye menos. Las sociedades consideran que hay bellas artes o sentidos nobles, relacionadas con la vista y el oído y otras menos nobles, relacionadas con el olfato o el gusto. Difícilmente se da la posibilidad de oler o gustar a otro fuera de la intimidad. Mi propuesta consiste en que los cinco sentidos deben ser considerados de manera igualitaria, y que debe ser otorgado a la gastronomía el mismo status que a la pintura o la música.
Se está produciendo un documental sobre sus ideas, y usted se presenta en medios masivos. ¿Hay una apertura de la filosofía en ese sentido?
Para el documental estoy escribiendo el guión. Es una colección que se ocupó de Deleuze, Sartre y Baudrillard, y reduce todo el trabajo a ciertas claves que permitan comprender la obra entera. Creo que el cine es un acercamiento posible a la filosofía, como la radio, la TV o el video. Son medios para llegar a gente que a lo mejor no se atreve a leer un libro. Hay quienes están a favor y en contra. Los que están a favor son los que son invitados, y los otros, los que nunca reciben invitación. Curiosamente, cuando se los llama para opinar en un programa cambian de posición.
"Teoría del cuerpo enamorado", obra de Michel Onfray en la cual no subyace tanto una teoría sobre el sexo propiamente dicho cuanto una apuesta por una disposición sexual centrada en la acción y por tanto con implicaciones éticas y políticas. Michel Onfray no ha tratado el erotismo con la penetración literaria de Bataille, ni ha reseñado las formas de la sexualidad como Foucault, pero ha aprovechado todas las lecciones de ambos. Su intención ha ido dirigida a promover un tipo social de eros que se desprenda de las múltiples trabas a las que el cristianismo y la sociedad normalizada lo tienen sometido.
Teoría del cuerpo enamorado
¿Dónde reside la novedad de su trabajo, qué es lo que aporta de nuevo esta "Teoría del cuerpo enamorado"? Exceso material, gasto placentero, contrato libertario: la propuesta de Michel Onfray consiste en haber recuperado el bagaje intelectual aquilatado por autores modernos como Bataille y Foucault, insertándolo en una perspectiva materialista y atea que se sirve del bestiario fabuloso de la Antigüedad para escenificarla y desarrollarla. Sobre todo hay una reivindicación del epicureísmo como casi la única tradición de pensamiento y acción que podemos oponer al platonismo y su versión popularizada: el cristianismo. Pero Onfray, que conoce bien estas tradiciones, ha querido aumentar la potencia subversiva y gozosa del epicureísmo, fecundándolo con las ideas anti-convencionales de un Diógenes, el hedonismo de un Aristipo de Cirene o el arte de vivir de los poetas elegíacos romanos. Todo ello desemboca en una apuesta por el libertinaje como uso más amplio y más intenso de la libertad de goce sexual y, por extensión, de la libertad política: ya en otro de sus libros ("Politique du rebelle") Onfray se servía de un antiguo apotegma del siglo XVII para definir al libertino como “aquel hombre de bien que no sabría arrodillarse y que es enemigo de todo lo que se llama servidumbre”.
Michel Onfray es hoy en día uno de los pocos intelectuales franceses que esquiva prudentemente la pedantería al uso de los cenáculos parisinos que siguen vendiendo pastiches salpimentados con todos los tópicos de las últimas décadas. En su variada obra hay una apuesta personal por la filosofía que devuelve su sabor y su entraña a esos manoseados tópicos. Y cuando digo apuesta personal por la filosofía me refiero a la voluntad deliberada del autor de inscribir sus ideas en su existencia, de convertir la filosofía en una manera de vivir. Michel Onfray es un “filósofo original” en un sentido anti-hegeliano no porque su aportación intelectual sea especialmente novedosa, o heterodoxa o se centre en cuestiones específicas que vienen a desmontar el entramado bendecido del acontecer diario (aunque, desde luego, su aportación no se inscribe en ninguna teodicea), sino porque lleva a cabo su tarea de la forma apasionada y comprometida que define a aquellos que en su día tomaron la decisión de transformar su vida en una vida de actividad filosófica, no sólo profesoral.
Onfray es un autor iconoclasta (valga como ejemplo el último "Anti-manual" que ha escrito para sus alumnos del bachillerato francés), que conoce muy bien todas las corrientes históricas de la filosofía, que ha querido emular más bien a autores segundones y panfletarios que convertirse en un nuevo pope del pensamiento. Onfray no está exento de las limitaciones maniqueístas en las que a menudo incurre quien escribe desde el entusiasmo y la indignación (esos dos motores de la escritura de los que hablaba Chesterton), pero es de agradecer que haya preferido la polémica intelectual a las sutilezas de salón para dotarse de mejor munición en la lucha contra el miedo instituido. Su escritura es a menudo epigramática, lo que a la hora de ser traducida me ha dado no pocos quebraderos de cabeza, relampagueante, lírica a veces, siempre combativa. No dice muchas cosas nuevas y originales, pero señala lo importante y lo hace con gracia y con un indudable atractivo: la filosofía también puede ser una forma de seducción, y no hay mejor forma para empezar a amarla.
Esta "Teoría del cuerpo enamorado" es la tercera obra traducida al español de Michel Onfray. En Paidós se puede encontrar "Cinismos", sobre la escuela helenística fundada por Diógenes de Sinope. Y la primera se titula "El vientre de los filósofos" y está editada por Ediciones Oria, Guipúzcoa. En esta curiosa obra Onfray emprende el ensayo de una gastrosofía o lo que también denomina una crítica de la razón dietética. A través del análisis de la comida que ha alimentado a los grandes filósofos (desde “el pulpo crudo” de Diógenes hasta las “salchichas” de Nietzsche, pasando por el “vaso de leche” de Rousseau y el “marisco” de Sartre), Onfray pretende elaborar algo así como una gaya ciencia alimenticia. En fin, primero gastronomía, ahora erotismo: puntos hedonistas de resistencia al ascetismo funcional de nuestra sociedad del trabajo y del consumo.
Puntos que parten de lo referido por Nietzsche en "Ecce Homo": “Estas cosas pequeñas –alimentación, lugar, clima, recreación, toda la casuística del egoísmo- son inconcebiblemente más importantes que todo lo que hasta ahora se ha considerado importante. Justo aquí es preciso comenzar a cambiar lo aprendido”. Cambiar lo aprendido: es lo que García Calvo llama desaprender y en lo que, según Valéry, estriba la verdadera educación. A esta tarea educadora que empieza en los detalles más inmediatos y prosigue en obras de mayor calado intelectual (una teoría estética de la moral titulada "La sculpture de soi", ya mencionada, y una reflexión sobre las posibilidades de una política libertaria a principios del siglo XXI, "Politique du rebelle") se ha encomendado Michel Onfray desde su primer libro, dedicado a un seguidor primerizo y casi desconocido de Nietzsche.
Adolfo Vásquez Rocca.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca - Universidad Andrés Bello
BIBLIOGRAFÍA:
- "Teoría del cuerpo enamorado", Michel Onfray, prólogo y trad. de Ximo Brotons, Pre-Textos, 2002; "El vientre de los filósofos", Michel Onfray, trad. Rosa de Diego, Oria, Guipúzcoa, 1996; "Cinismos", Michel Onfray, trad. A. Bixio, Paidós, Barcelona, 2002.
Bibliografía Completa de Michel Onfray
La escultura de sí, Errata naturae, Madrid, 2009.
Fisiología de Georges Palante, Errata naturae, Madrid, 2009.
¿Ateos o Creyentes?, Paidós, Barcelona, 2009
Los libertinos barrocos: contrahistoria de la Filosofía III, Anagrama, Barcelona, 2009.
'El arte de despreciar la muerte' (conversación con Ger Groot) en Adelante, ¡contradígame!, Ediciones Sequitur, Madrid, 2008.
La fuerza de existir. Manifiesto hedonista, Anagrama, Barcelona, 2008.
El cristianismo hedonista: contrahistoria de la Filosofía II, Anagrama, Barcelona, 2007.
Las Sabidurías de la Antigüedad: contrahistoria de la Filosofía I; Barcelona, Anagrama, 2007.
La filosofía feroz: ejercicios anarquistas, Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2007.
Tratado de ateología, Anagrama, Barcelona, 2006.
Antimanual de filosofía, Edaf, Madrid, 2005.
Teoría del Cuerpo Enamorado: por una Erótica Solar, Pre-textos, Valencia, 2002.
Cinismos, Tratado de los filósofos llamados “perros”, Paidós-Argentina, 2002.
La Construcción de uno Mismo. La Moral Estética, Perfil, Buenos Aires, 2000.
El Deseo de Ser un Volcán. Diario Hedonista, Perfil, Buenos Aires, 1999.
Política del Rebelde. Tratado de la Resistencia y la Insumisión, Perfil, Buenos Aires, 1999.
La Razón del Gourmet: Filosofía del Gusto, Ediciones de la Flor, 1999.
El Vientre de los Filósofos. Crítica de la Razón Dietética, R& B, 1996; y Perfil, Buenos Aires, 1999.
[editar] Obras en el idioma original francés
* Le ventre des philosophes, critique de la raison diététique (1989)
* Physiologie de Georges Palante, portrait d’un nietzschéen de gauche (1989)
* Cynismes, portrait du philosophe en chien (1990)
* L’art de jouir : pour un matérialisme hédoniste (1991)
* La sculpture de soi: la morale esthétique (1991)
* L’œil nomade : la peinture de Jacques Pasquier (1992)
* La raison gourmande, philosophie du goût (1995)
* Ars moriendi : cent petits tableaux sur les avantages et les inconvénients de la mort (1995)
* Métaphysique des ruines : la peinture de Monsu Désidério (1995)
* Les formes du temps : théorie du Sauternes (1996)
* Politique du rebelle : traité de résistance et d’insoumission (1997)
* À côté du désir d’éternité : fragments d’Égypte (1998)
* Théorie du corps amoureux : pour une érotique solaire (2000)
* Prêter un livre n’est pas voler son auteur (2000)
* Antimanuel de philosophie : leçons socratiques et alternatives (2001)
* Célébration du génie colérique : tombeau de Pierre Bourdieu (2002)
* L’invention du plaisir : fragments cyrénaïques (2002)
* Esthétique du Pôle nord : stèles hyperboréennes (2002)
* Splendeur de la catastrophe : la peinture de Vladimir Vélikovic (2002)
* Les icônes païennes : variations sur Ernest Pignon-Ernest (2003)
* Archéologie du présent, manifeste pour l’art contemporain (2003)
* Féeries anatomiques (2003)
* La philosophie féroce (2004)
* La communauté philosophique (2004)
* Traité d’athéologie, Paris, Grasset, 2005
* Naissance d'une université populaire (conférence ; avec la participation de Stefan Leclercq), DVD, Editions Sils Maria, 2005
* La sagesse tragique : du bon usage de Nietzsche, Paris, Livre de Poche, 2006, Biblio essais n°4388 - (manuscrit datant en fait de 1986, perdu un temps par l'auteur)
* Traces de feux furieux, La philosophie féroce II, Galilée, 2006
* La puissance d'exister, Grasset, 2006
* Théorie du voyage : poétique de la géographie, Galilée, 2007
* Fixer des vertiges. Les photographies de Willy Ronis, Galilée, 2007
* La Pensée de midi. Archéologie d'une gauche libertaire, Galilée, 2007
* Le songe d'Eichmann, Galilée, 2008
* L'Innocence du devenir. La vie de Frédéric Nietzsche, Galilée, 2008
* Le Chiffre de la peinture - L'oeuvre de Valerio Adami, Galilée, 2008
* Le soucis des plaisirs : construction d'une érotique solaire, Flammarion, 2008
* Journal hédoniste :
I. Le désir d’être un volcán (1996) II. Les vertus de la foudre (1998) III. L’archipel des comètes (2001) IV. La lueur des orages désirés (2007)
* Contre-histoire de la philosophie :
1. Les sagesses antiques - de Leucippe à Diogène d'Oenanda, Grasset, 2006 2. Le christianisme hédoniste - de Simon le magicien à Montaigne, Grasset, 2006 3. Les libertins baroques, Grasset, 2007 4. Les ultras des lumières, Grasset, 2007 5. L'eudémonisme social, Grasset, 2008 6. Les machines désirantes (à paraître)
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